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CONSERVACIÓN Y BIODIVERSIDAD

La cobertura vegetacional predominante de la Reserva en los montes con exposición norte es el matorral mediterráneo costero, en cambio, en sus quebradas y sectores de exposición sur se desarrolla el bosque esclerófilo mediterráneo costero con alta presencia de litres (Lithrea caustica), peumos (Cryptocarya alba), boldos (Peumus boldus) y molles (Schinus latifolius).

Gracias al aporte de agua proveniente de la neblina costera, en sus quebradas subsisten bosques esclerófilos con presencia de especies propias de los bosques templados del sur de Chile, tales como olivillo (Aextoxicum punctatum), naranjillo (Citronella mucronata), arrayán (Luma apiculata) y petrillo (Myrceugenia correifolia).

Cuando llueve el estero El Pangal (curso principal de la Reserva) y sus dos afluentes se reactivan generando pequeños manantiales que originan condiciones de humedad propicias para la presencia de flora endémica, como pasionaria (Passiflora pinnatistipula), coile (Lardizabala biternata Ruiz et Pav.), orquídea amarilla (Chloraea crysantha Poepp.), entre otros; y para el desarrollo de una variedad de fauna terrestre como zorros (Lycalopex culpaeus y L. griseus), pumas (Felis concolor), guiñas (Leopardus guigna), chingues (Conepatus chinga).

El bosque, junto al matorral esclerófilo presente en las ondulaciones de los cerros, se fusiona con elementos xerófitos, tales como chaguales (Puya berteroana y Puya chilensis) y quiscos (Echinopsis chiloensis), componiendo un hermoso mosaico de paisajes. Se suma a este cuadro el majestuoso vuelo de aves rapaces y carroñeras (cóndores -Vultur gryphus- y jotes - Cathartes aura jota), acompañado por diversidad de trinos de aves típicas de la zona central.

En este entorno natural, se asoman ruinas de asentamientos de la Hacienda Guaquén, antiguas heras y vestigios de la línea del tren, relatos y saberes que configuran el imaginario local y el patrimonio cultural de la Reserva.

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